Palavra do Dia

domingo, 19 de junio de 2011

Recordando un diario perdido [En construcción aproximación a mi propia memoria]

...Hablando de asombro...



Hace unos días me preguntaba si antes era tan inocente como ahora. Creí que de pequeña no me había masturbado pero luego recordé....¡Sí lo había hecho! Desde pequeña, cuando tenía 5 años, agarraba un payaso que tenía, ponía en frente a mi muñeca Kuini,me sentaba sobre mi payaso con las piernas bien abiertas y hacía que kuini nos mire. Lo que ocurría era que yo le daba clases a kuini de cómo una señorita debía sentarse para mantener cómodo a su enamorado.

Alucinaba que Kuini tomaba notas de lo que yo hacía, y como toda una verdadera conocedora, le decía la posición exacta de las piernas y los brazos en el cuerpo de mi payaso favorito... Para esto, era importante decirle que el movimiento era esencial al momento de conversar, pues hacía que los novios prestasen más atención ya que cerraban los ojos mientras escuchaban atentamente lo que una les contaba...
Luego de un tiempo de explicación, hacía que Kuini me demuestre todo lo que había aprendido. Ella se acercaba muy dulcemente a mi payaso. Era de contextura delgada, cabello rojo y vestimenta morada. Poco a poco, Kuini se asomaba poniendo sus piernas entre las de él. No era precisamente lo que le había explicado, pero dejé que continúe... [Continúa]

No había pasado mucho tiempo en el que yo había estado besándome con un primito, Ambos teníamos al rededor de 3 años. Es bastante raro contar esto pero estas experiencias en realidad me ocurrieron.

Imagínate que a los 7 años una niña del colegio de mongas en el que estudiaba me llevaba de la mano a la hora del recreo, esperaba que todas las chicas de grados superiores se marchasen para meterme en uno de los baños de primaria. Cerraba la puerta y se aventaba sobre mí. Yo, sinceramente, no entendía, pero desde muy pequeña ya había descubierto que me gustaba besar =)

Sobretodo los pechos...

¡Oh!, los pechos son sinceramente una obra de arte que demuestra cuánto amor puedes sentir por otros. Mi madre los tenía realmente grandes, me encantaba besarlos, de hecho, lo hice hasta más allá de los 9 años... Ella, indirectamente, fue quien me hizo sentir y volar en ese sentido...


[Supongo que otro día recordaré lo que hice a los 11 años]

No hay comentarios:

Publicar un comentario