Palavra do Dia

jueves, 15 de octubre de 2009

El hombre: ¿Natural, obligatoria o convenidamente social?


No es sorprendente escuchar que el hombre sea un ser “naturalmente social”. Pues incluso, desde por los menos nueve meses atrás, nuestros padres han debido, desenvolverse en un ambiente social. Entonces, cuando un nuevo niño viene a este planeta, no es asombroso que encuentre un sistema ya regido por las normas y demás previamente establecidos por la comunidad a la que ahora pertenece. Ahora, este nuevo individuo, tendrá que regirse y actuar de acuerdo a lo que sea bueno o malo para la sociedad, mas no lo que sea conveniente o natural para él. Las costumbres, normas, apreciaciones sobre el bien y el mal, la religión, la supersticiones; todo esto se una para consolidar a una nueva persona que quizá pudo desarrollarse mejor sin tener tantas influencias sin su consentimiento. Entonces, con todas estas influencias no pedidas, con todas aquellas ideologías que nos puedan inculcar nuestros padres desde la infancia, con todos estos reglamentos con los que nos chocamos una vez venidos a la tierra; ¿será cierto que el hombre es un ser naturalmente social?

Sin duda, todas estas normas y exigencias a la cual estamos sometidos todos, o al menos la gran mayoría de humanos, establecen un “orden social” - lo señalo de esta forma: ““”” ya que estas pautas no siempre han sido respetadas por sus mismos creadores, lo cual deja desconcertados a otros humanos que intentan mantenerse al margen de su propia realidad social - , que no nos quita libertad precisamente, ni mucho menos nos beneficia al máximo, pero quizá en determinadas circunstancias sí sean útiles.

Con relación a las costumbres, pues las adquirimos no solo de nuestro entorno familiar, ya que al ir a la escuela y tener amigos, indirectamente todos esos pensamientos y concepciones de vida que ellos poseen, terminan por influenciar los ya formados en casa. Quizá alguien piense: “bueno, pero para evitar esto podría educar a mi hijo en casa”, esto no es algo novedoso, se da en la actualidad en muchos países, donde incluso aquellos niños presentan un mejor resultado al postular a universidades que aquellos formados en instituciones educativas. Pero, ¿qué hay acerca de su interacción con el resto de niños?, pues estos mismos estudios presentaron que la mayoría de ellos resultaban ser personas introvertidas y poco sociables. Entonces, por todos lados se ve la necesidad de que en algún momento determinado se tenga que interactuar, es como si no hubiese escapatoria.

Por otra parte, si se habla de las creencias en sí, hay demasiado que remarcar. Desde mucho antes que nuestros padres incluso se conocieran, los padres de los padres de ellos ya poseían sus convicciones. Por ello, no es increíble que nuestros mismos padres se empeñen en hacernos creer y confiar en lo mismo que les enseñaron a creer y respetar a ellos. Obviamente, los padres nunca querrían nada malo para sus hijos - en realidad eso es lo que se espera que ellos piensen, pero uno nunca sabe - sin embargo, la influencia venida de ellos podría incitar en un mayor grado la disipación de nuestro propio análisis con respecto a la vida y ciertas creencias. Este es en realidad el caso de la religión. Muchas familias poseen esa creencia en un ser divino, y asumiendo que eso es lo mejor para vivir en bienestar común, lo siguen enseñando y transmitiendo generación por generación, formando así la misma conciencia a personas que no necesariamente necesiten de ello.

El aspecto reproductivo también juega un papel fundamental en la necesidad inminente de la sociedad. Tanto los seres humanos como los animales y hasta las plantas, desarrollan este aspecto tan elemental, el cual nos permite la continuidad y la no desaparición de nuestra especie. Fisiológicamente, esto también es requerido – quizá con excepción de algunos fieles que prefieran la abstinencia sexual como un método efectivo para su purificación espiritual y/o existencial -. Necesitamos así, la existencia de otros seres – de nuestro mismo linaje - para seguir con la reproducción de cada especie.

No obstante, no solo necesitamos de nuestra propia especie para poder mantenernos, es como si todos necesitáramos de todos para poder continuar. Qué sería de nosotros si no tuviéramos ni siquiera los vegetales, de hecho, no podríamos ni reproducirnos ni tener una buena evolución. Todos somos complementos para todos. Se sabe, que al morir una especie, no solo desaparece dicha clasificación animal, sino todo un ecosistema; esto ilustra claramente la repercusión total de un ciclo de vida. Si solo existiese una sola especie en nuestro planeta – sin tener en cuenta el talante nutricional -, podría llegar a existir una sobrepoblación de esta, y tal vez sería todo muy monótono y no existiría tema de conversación y mucho menos debates acerca de lo que sería mejor o peor.

Es en este punto de donde se desprende otra necesidad: la comunicativa. En ella se involucra directamente la interacción y con ello la sociabilización. Siendo una habilidad exclusiva de los seres humanos, – al menos hasta donde tenemos conocimiento - el habla sirve para poder intercambiar ideas y poder discernir ciertos pensamientos que pueden o no, ser comunes a los de otras personas. Con esto, lo que se pretende explícitamente es el intercambio e interacción que, como ya mencioné con anterioridad, promueven una socialización. Se imagina cómo sería nuestra existencia sin que exista algún medio de comunicación – considerando los gestos entre otros – de nuevo, todo sería como en el inicio; pero lo que se trata es justamente mejorar las cosas, no solo mantenerlas. Es aquí donde viene a entallar perfectamente la sociedad.

Por todo lo expreso, concluyo diciendo que el ser humano es “convenidamente y obligatoriamente social”, por llamarlo de alguna forma, pues no podría valerse exclusivamente por sí mismo; en individualidad absoluta nadie puede hacer algo realmente extraordinario. Esto podría resultar muy contradictorio y hasta incoherente si no solo nos enfocamos en las teorías o pensamientos que pudieron habernos presentado grandes estudiosos sin embargo, considero que esto es más real y propiamente humano que el afirmar que el hombre es un ser naturalmente social. Definitivamente, nadie subsistiría sin la ayuda de los demás, ¿con quién hablaríamos?, ¿de quién aprenderíamos?, ¿qué haríamos?, ¿con quién nos reproduciríamos?; esto no sería más que un desastre total. Alguna vez, alguien me preguntaba si se podría llegar a vivir en un lugar completamente aislado de la sociedad sin estar involucrados en ella, por ejemplo en una isla apartada en el medio del mar. Luego de pensarlo un poquito más, esta persona se retractó y dijo que quizá podría tener una tienda allí - obviamente ya no tan alejado de una comunidad - cosa que así podría comer y tal vez costear su propia subsistencia; enseguida le conteste que si tenia una tienda allí, lo menos que esperaba era que la gente vaya a comprar sus productos; y, dado el caso, iba a tener que interactuar con ellas. Para muchos esto podría ser decepcionante, conocer que jamás vamos a poder ser personas totalmente independientes es entonces un algo inalcanzable. Nuestra conexión obligatoria con la sociedad es algo irreversible.
Lovindark <3

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